Cada vez son más los pacientes que acuden a la clínica con lo que se ha convertido en un problema para ellos: el bruxismo. Se trata del también conocido como “rechinar de dientes” ocasionado mientras dormimos. Es en ese momento, cuando los músculos que ponemos en marcha para masticar, se activan de manera involuntaria realizando movimientos repetitivos de contracción.
El bruxismo se manifiesta con frecuencia a edades tempranas y afortunadamente tiende a desaparecer en la segunda década de vida. Sin embargo, en el caso de los adultos, las consecuencias a medio y largo plazo pueden llegar a ser bastante perjudiciales, dependiendo de su intensidad y frecuencia.
El “rechinar de dientes” no sólo puede afectar al desarrollo de nuestra dentadura (desgaste del esmalte y las propias piezas o fracturas), sino también a los músculos del área mandibular (inflamación) y huesos (trastornos de la articulación temporomandibular e hipertrofia de los meseteros). A continuación os voy a contar algunos de los síntomas de esta patología sufrida por muchos de mis pacientes:
-Inflamación de encías
-Dolor de cabeza
-Cansancio causado por las interrupciones del sueño
-Dolores cervicales
Quizás te preguntes: “¿Por qué me ocurre esto?”. La mayoría de veces es ocasionado por factores como el estrés, trastornos del sueño, el consumo de ciertos medicamentos o trastornos psiquiátricos o neurológicos.
Este blog, es un espacio donde puedo compartir con vosotros mis conocimientos, despejar algunas dudas y dar consejos, de la mejor manera que sé; a través de aquello que me apasiona, mi profesión: la medicina estética.
¿Tu mandíbula necesita un respiro? Quizás te hayan explicado que una de las medidas para poner solución al bruxismo es el uso de una férula. Así es. Hasta hace relativamente poco era la única contemplada. Sin embargo, cada vez son más los sanitarios que recomiendan esta otra opción: la aplicación de Botox. Una intervención médico-estética que actúa como paliativo.
Esta intervención se realiza en la consulta, inyectando pequeñas dosis en los músculos motores de la mandíbula. De esta manera, se reducirán las contracciones involuntarias. Los efectos del tratamiento comenzarán entre el tercer y quinto día. La duración del Botox suele ser entre 4-6 meses pero en los pacientes de bruxismo recomiendo que los dos primeros años se ponga cada 4 meses respetando mucho las fechas para conseguir re-educar el músculo.
La evaluación que llevamos a cabo a posteriori y los testimonios de nuestros pacientes nos indican que los resultados son realmente satisfactorios. Desde aquí animo a todo el que padece bruxismo a probarlo, ¡te va a encantar!